y me lo
decís
ola
(no es un
saludo)
gigante
(no me
saludaste)
de palabras
(sin
respuesta)
que me aplastan
te callan
te abren la puerta al trance
de horas
días
yo me hago
calma
paciencia
tranquilizo
mis partes
pa-cien-cia
llevo aire a
recorrer mis venas
el arte de
hacerse
la espera en
carne
paz ciencia
equilibrio
cada peso
los ojos
abiertos y el mundo afuera
y adentro
calma
siento que
le hablé a una pared vieja y agrietada
una pared
gris que nadie pintó
resistente
al viento y a la lluvia
en un
terreno baldío
la pared
sola con sus grietas
con
brotecitos verdes saliendo de los agujeros
moviéndose
un poco con el viento
a la derecha
después a la
izquierda
como
estrellitas verdes en el fondo gris
se sacuden al
unísono
desde la
grieta me saludan
me muestran
los puntos débiles
y yo que
estaba tan calma
con los ojos
puestos en el verde
me muevo
un
centímetro
apenas
y cae el
equilibrio
cae la
ciencia
me vuelco
y aunque hago fuerza para contenerme
se acumulan
los saludos
las palabras
en la punta de la lengua
quiero
estallarlas todas contra la grieta de tu boca cerrada como un muro
decí algo
estoy acá
salúdame
¿no me ves?
¿no ves que
me aplasto con el peso de tantas palabras que no te digo?
y se me
doblan las rodillas
y los brazos
y el cuello
estoy
revuelta
vos tan
quieto tan inexpresivo
plano
liso
impenetrable
incorrompible
firme
allá
como un
cuadro
con una
única grieta
te quiero
tapar la nariz hasta que algún día abras la boca
¿pasa eso?
quiero
chocarme mil veces contra ese espacio ínfimo y vulnerable
que se rompa
que te duela
que grites
que en tu
cara se dibuje una O muy grande
un agujero
de cañón en el lienzo
por tanta erosión
tanta
embestida
para espiar
correr la
cortina
encontrar
qué guardás
ahí
pero no veo
nada
y no escucho
nada
esa O tan
grande
se tragó
todo el
ruido del mundo
y el eco de
las palabras que ya te dije.
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